La importancia de Nariño, y Colombia, para Europa
24/07/2025

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Durante décadas, Nariño ha sido uno de los territorios más violentos e inestables de Colombia. Su posición geoestratégica, fronteriza con Ecuador y con acceso directo al Pacífico, lo ha convertido en un corredor clave para el narcotráfico, la minería ilegal y otras economías ilícitas. El departamento cuenta actualmente con aproximadamente 65 000 hectáreas de coca, lo que supone alrededor del 26 % del total de cultivos del país.
Sin embargo, desde 2024, Nariño se ha convertido en uno de los pocos lugares donde la política de “Paz Total” de Colombia está dando resultados concretos. Dos grupos armados, Comuneros del Sur (antes ELN) y la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano (antes FARC), han entablado negociaciones con el Gobierno colombiano, han comenzado a entregar armas, han establecido zonas de ubicación temporal y han firmado acuerdos humanitarios que abarcan cuestiones como la sustitución de cultivos de coca, el reclutamiento de niños y el desminado. Como resultado, según datos de la Gobernación de Nariño, los homicidios disminuyeron un 84% entre 2023 y 2024, los casos de reclutamiento de niños y niñas se redujeron un 65% y los incidentes con minas terrestres disminuyeron un 99%.

Estos avances son el resultado de llevar los procesos de diálogo y negociación al ámbito territorial, lo que permite un enfoque más matizado y específico para cada contexto, combinado con el desarrollo de una estrategia de dividendos de paz por parte de la Gobernación de Nariño. Esta estrategia, centrada en iniciativas socioeconómicas y medioambientales, cuenta con el apoyo del Instituto Europeo para la Paz y permite tanto a los directamente involucrados en el proceso como a la población en general experimentar los beneficios tangibles de la paz. Los avances de Nariño tienen el potencial de remodelar la dinámica del conflicto en Colombia, especialmente en departamentos vecinos como el Cauca, y en toda América Latina a través de sus conexiones con Ecuador y el Pacífico, al desarticular las economías ilícitas y las redes criminales que operan mucho más allá de las fronteras administrativas y estatales.
En junio de 2025, el gobernador del departamento colombiano de Nariño, Luis Alfonso Escobar Jaramillo, visitó Bilbao, Vitoria y Bruselas con el apoyo del Instituto. La visita tenía como objetivo dar a conocer los innovadores esfuerzos de paz de Nariño. También se buscaba movilizar el apoyo internacional para una región cuya estabilidad y desarrollo son fundamentales para los esfuerzos de paz de Colombia y tienen importantes implicaciones para la seguridad en toda América Latina. Se organizaron comparecencias en los Parlamentos Vasco y Europeo, y se celebraron reuniones con el Gobierno Vasco y altos funcionarios de la Unión Europea (UE), entre los que se encontraban representantes del Servicio Europeo de Acción Exterior, el Servicio de Instrumentos de Política Exterior, la Dirección General de Asociaciones Internacionales y la Dirección General de Migración y Asuntos Internos, entre otros. Asimismo, se coorganizó una sesión de trabajo con organizaciones de la sociedad civil con sede en Bruselas activas en Colombia junto con la Embajada de Colombia en Bélgica.
La visita del gobernador a Europa puso de relieve el papel fundamental de los socios internacionales, en particular de la UE. La diplomacia europea puede ayudar a dar visibilidad al modelo de paz de Nariño y apoyarlo como iniciativa piloto para otros territorios fronterizos afectados por el conflicto. La cooperación financiera y técnica —a través de la iniciativa Global Gateway de la UE, la cooperación bilateral, las empresas público-privadas y socios estratégicos como el Instituto— será esencial para consolidar los dividendos de la paz, la transición de las economías ilícitas y el fortalecimiento de la resiliencia de las comunidades.

Durante más de dos décadas, la UE ha sido uno de los socios más comprometidos con la paz en Colombia, con una inversión de más de 500 millones de euros en apoyo político y financiero, sin contar las contribuciones de sus estados miembros. Su respaldo fue fundamental para garantizar el histórico acuerdo de paz de 2016 y avanzar en su implementación. Colombia es uno de los éxitos más notables de la UE en términos de resolución de conflictos y apoyo a la construcción de la paz. Hoy, con la Cumbre CELAC-UE de noviembre en el horizonte, es fundamental reafirmar que no es momento de dar un paso atrás. Colombia y las iniciativas de paz territorial como las de Nariño demuestran que un apoyo internacional sostenido y flexible proporciona seguridad, desarrollo y estabilidad, lo que beneficia no solo a las comunidades locales, sino también a toda la región y a la comunidad internacional en su conjunto.
